sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

No me gusta la Navidad. Nunca me ha gustado, ni siquiera cuando era pequeña y aun no sabía que todo era una gran mentira. Tenía pensado escribir una de esas entradas que me gustan a mí: bien irónicas; pero después de una charla con una amiga que no  pasa por su mejor momento, reflexioné, pensé muchísimo y he decido escribir lo que sigue: 


Este año en vez de pasar estas fechas quejándome de la hipocresía, el consumismo y la estupidez humana, en vez de echar por tierra el espíritu navideño de los que me rodean con una buena dosis de realidad y sobre todo, en vez de quejarme de que los exámenes empiezan el 9 de Enero y voy a pasar la Navidad en la biblioteca, voy a ser agradecida. ¿Por qué? Porque el único problema que hay en mi vida es que tengo que estudiar en navidad. Soy una persona sana; No echo de menos a nadie en Navidad, somos pocos, pero siempre ha sido así, estamos todos los que tenemos que estar; tengo gente que me quiere y a la que quiero con locura; tengo unos padres tan estupendos y maravillosos que creen que es su deber facilitarme la vida, creen que tienen que darme todas las oportunidades que la vida me brinde y que yo no tengo que preocuparme de dónde va a salir el dinero para pagar el alquiler del piso, ni el de la matrícula, ni el de la comida que llena mi nevera y que lo único que tengo que hacer es estudiar. Tal y como está el mundo, que mi única preocupación sea tener que estudiar un montón parece un chiste, y más aun si pienso en toda esa gente que desearía estar en mi lugar, estudiando.

Así que mi propósito de año nuevo llega con antelación: no voy a quejarme, porque tengo la inmensa suerte de tener una vida sencilla.


Sin más: Feliz Navidad (no sabéis lo que me cuesta decirlo/escribirlo xD). Disfrutad de las vacaciones, de la familia, de los amigos y de todo lo que podáis.
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miércoles, 14 de diciembre de 2011

¡Hola, Smartphone! ¡Adiós, vida social real!


Estoy cansada, muy cansada de que la gente mire mal a mi teléfono móvil ¿¿Qué culpa tiene él de ser un teléfono móvil y no una navaja suiza multiusos?? Hoy ya es una epidemia, los Smartphones nos han invadido (tanto que mi procesador de texto, en su infinita sabiduría, lo acaba de poner en mayúscula) 


Y los que aun nos resistimos somos unos bichos raros, ante la mirada atónita e incrédula de quien nos oye decir que no lo necesitamos. ¿Para qué necesito un Smartphone? Hay multiples respuestas en función de a quien le preguntes:

-  Para hablar “gratis” por el whatsapp. Ya… gratis… al módico precio de 20 euros al mes con la tarifa más barata. Gracias, pero para chatear ya tengo mi ordenador que cumple su función perfectamente.

-  Para estar siempre conectado. ¡Qué bien! así no tendré la necesidad de hablar con la persona que está sentada al otro lado de la mesa tomando café/cerveza conmigo, ni con la gente que hace cola y botellón conmigo para entrar a un concierto (true story); ¡y podre actualizar mi estado de facebook hasta cuando vaya al baño!

-  Para hacer fotos, que tienen una cámara muy buena. Yo ya tengo una cámara de fotos y como no soy paparazzi no necesito llevar una cámara en el bolsillo para “captar el momento” a cada paso que doy.

-  Ninguno de los propietarios de Smartphone me dijo su utilidad más obvia: llamar por teléfono; Igual es que los Smartphone no cumplen bien esa función.

Os voy a decir un secreto: yo no necesito un Smartphone y vosotros tampoco; es una necesidad que te ha creado la sociedad, no una necesidad que tienes. Lo quieres, crees que lo necesitas porque tus amigos tienen uno y te mueres de la envidia; porque vives en una sociedad de consumo donde prima el capitalismo, donde cada mes sale un modelo nuevo que se diferencia en un mínimo detalle del modelo anterior. Porque como dice mi buena amiga Ro: Así funcionan las cosas, hay que crear una necesidad al consumidor.

Lo único que me pesa es que no sé cuánto le quedará de vida a mi humilde móvil, y al final tendré que comprarme un super-maravilloso Smartphone porque me ofrecerán eso o uno para gente mayor con los números de tamaño Gulliver. Y así en un futuro no muy lejano  podréis echarme en cara este post cuando os hable por el whatsapp o cuando actualice mi estado de facebook a cada movimiento que haga :P
Fuente de la foto: cuantarazon.
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miércoles, 7 de diciembre de 2011

domingo, 4 de diciembre de 2011

El libro del mes. Diciembre.


Hoy empiezo otra nueva sección: el libro del mes. Es un reto personal que me he propuesto. ¿Por qué? Bueno, porque de un tiempo a esta parte mi vida se reduce a perderme entre apuntes y libros de medicina, y desperdiciar el poco “tiempo de relax” en redes sociales. Echo de menos leer. No es que no lo haga, pero le dedico menos tiempo del que me gustaría y paso más de que querría admitir atada a mi portátil.

Este es el reto: abandonar mis redes sociales y sus adictivas pero absurdas e innecesarias  aplicaciones para hacer algo bastante más productivo: volver a disfrutar del inmenso placer de la lectura.

Para el mes de Diciembre he elegido un libro que lleva en mi mesita de noche tanto tiempo que ya forma parte de la decoración habitual de mi habitación: El comité de la muerte. De Noah Gordon. 

Fuente: captura propia.
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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Homosexualidad

El país está sumido en una crisis histórica y nuestros gobernantes siguen con su tira y afloja habitual, de oca a oca y tiro porque me toca, y ahora que es mi turno deshago lo hecho en tus años de mandato, y dentro de cuatro años lo haces tú, y dentro de otros cuatro yo… porque eso es lo importante, deshacer lo hecho y no centrarnos en buscar medidas para sacar al país de este agujero inmundo en el que día a día, centímetro a centímetro nos vamos hundiendo.

EL PP lleva un experto al senado que afirma que ser gay es una enfermedad.

No es la primera vez que Aquilino Polaino se lanza a la palestra con afirmaciones tan gratuitas como esta. A este señor no parece importarle que en 1990, hace 21 años, la OMS (Organización Mundial de la Salud) declarara que la homosexualidad NO es una enfermedad, basándose en estudios científicos, orientados desde la perspectiva médica, neurobiológica y psicológica que no son concluyentes, estudios multidisciplinares que ni se acercan a confirmar que la homosexualidad sea una enfermedad. Pero todo esto no le parece suficiente a este individuo, es mucho más empírico afirmar con rotundidad que es una enfermedad basándose en sus horas de consulta de “terapia reparativa”, el eufemismo del año (desde mi punto de vista) para expresar lo que ya decían nuestros incultos machos ibéricos el siglo pasado: “hay que enderezar a esos desviados”. Es tan descarado que se aventura a definir una causa: padres alcohólicos, hostiles, violentos y distantes y madres sobreprotectoras…una prueba inigualable que nos ha convencido a todos, porque no hay heterosexuales con padres violentos, ni gays con padres cariñosos, y desde luego los hijos de madres sobreprotectoras (como si el 90% de las madres no fueran sobreprotectoras) son todos gays.

Este inestimado experto también se aventura a asociar la homosexualidad a otras patologías tales como la ansiedad, la depresión o los trastornos de conducta; y yo quiero hacerle un apunte para que reflexione: Si usted estuviera constantemente en el punto de mira de una sociedad que no acaba de aceptarlo, una sociedad que le niega su derecho a unirse ante la ley con la persona que ama, una sociedad que te mira fijamente si paseas de la mano con tu pareja, una sociedad que considera que estás enfermo ¿No tendría usted ansiedad? ¿No se deprimiría?. A lo mejor lo que provoca la ansiedad y todo eso que asocia, no es la homosexualidad, si no gente como usted.

Polaino se ha olvidado de la medicina, de la psiquiatría y se ha quedad con sus principios morales, los que le dicta el Opus Dei, cosa que está muy bien para su vida personal, que cada uno tenga sus creencias, pero no puede extrapolarlas a una sociedad entera.

¿Tan difícil es de entender que uno se enamora de la persona, independientemente de su sexo? Ya está bien de buscarle tres patas al gato. Dejemos las conjeturas a un lado y armémonos de respeto y empatía.
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