miércoles, 25 de enero de 2012

El libro del mes: Enero

Sí. Lo sé. El mes a estas alturas está casi acabando, pero es que no he tenido demasiado tiempo libre, lo he ido posponiendo para mañana… y bueno, mañana ya ha llegado. 

El mes pasado elegí casi por obligación “el comité de la muerte”, solo deciros que es un libro médico como su título y portada apuntaban desde el principio. No ha estado del todo mal para lo vaga que empecé con él. Eso sí, si no sois sanitarios o los fans número uno de Noah Gordon no se os ocurra leerlo, es un poco pesado.





Este mes he elegido un libro que me han traído los reyes magos “El Prisionero del Cielo” de Carlos Ruiz Zafón. La verdad es que no iba a empezarlo todavía porque estoy rebosante de apuntes por “leer” pero al final, como siempre que espero con impaciencia un libro, me han podido las ganas de reencontrarme con Daniel Sempere y Fermín Romero de Torres, esos personajes tan entrañables de “la sombra del viento” que Zafón revive en esta tercera entrega del cementerio de los libros olvidados. Para los que no estáis familiarizados con Zafón, solo deciros que corráis a la librería más cercana y compréis La Sombra del Viento, es la primera entrega de cinco que compondrán la historia del cementerio de los libros olvidados, y sin duda uno de esos libros que enganchan desde la primera página. Que no puedes dejar de leer. Una gran historia de amor. Que te cambia aunque sea solo un poquito y que te da muchísima pena acabar.


Todos tenemos un libro que marca un antes y un después en nuestra forma de entender la lectura. Para mí fue “El Príncipe de la Niebla” de Zafón, su primera novela, que leí con doce años. Posiblemente por eso espero con impaciencia cada publicación suya, a la espera de unos personajes con personalidad propia, un libro que vuelva a hacer que no pueda parar de leer, que me emocione, que me cambie, que me dé pena terminar… Y todo eso es lo que espero de “El Prisionero del Cielo”; ya os contaré en la próxima entrega del libro del mes que tal me ha ido, pero sin Spoilers claro.


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viernes, 20 de enero de 2012

Justicia "a la española"

No entiendo de leyes. No es que tenga un leve cocimiento o que mis nociones sean incompletas. No. Es que no sé absolutamente nada.

Igual es por eso, por mi desconocimiento con respecto a la legislación que rige este país por lo que no entiendo la sentencia, perdón, la falta de sentencia en el caso Marta del Castillo. 

Yo creía que la justicia existía para proteger al ciudadano, a las víctimas y para castigar a los asesinos pero hoy por hoy… ¡ya no sé qué creer!

20 años. Aunque todos sabemos que con mucha suerte se cumplirán la mitad; esa es la condena para un miserable (lo siento pero no encuentro un adjetivo mejor que defina a ese despojo de persona que es Miguel Carcaño). Un miserable que ha confesado un asesinato con varias versiones diferentes, que se ha reído de la justicia, de la familia de la víctima, de los españoles…con sus mentiras sobre donde yace el cuerpo, con su chulería y su actitud. Un asesino que nos ha tomado el pelo a todos, sobre todo a la policía, que ha demostrado su incompetencia para hacerle decir la verdad y así quizá mermar un poco, una ínfima parte del inmenso dolor que ha infligido a la familia de Marta. 20 míseros años… ¡¡QUE BARATO SALE ASESINAR EN ESPAÑA!!

Y aquí termina la sentencia. Una sentencia que indigna, que duele, por la impotencia que produce, por al familia, pero sobre todo por Marta. El hermano, la novia, Samuel y el Cuco se pasean tranquilamente por las calles de Sevilla, disfrutando de la libertad. Samuel…ese individuo con la sangre fría para participar en las primeras búsquedas aún sabiendo que ya estaba muerta… el Cuco ya sentenciado por un juez de menores… Curioso ¿no? Carcaño solito mató a Marta, la transportó a donde quiera que esté y volvió para limpiar todo como una patena sin ayuda y mientras la novia de su hermano ajena a todo, dormía en ese mismo piso… ¡Ah no! Que lo ayudó el Cuco y un tercer cómplice desconocido… ¡Un tercer cómplice desconocido! Ya, ya lo sé, no hay pruebas suficientes para demostrar su culpabilidad y sentenciarlos, nos creemos sus versiones y las de sus coartadas, no nos creemos a los testigos que los vieron salir con una silla de ruedas, nos creemos a Carcaño cuando dice que la mató, pero no cuando afirma que la violó, ni cuando implica a Samuel y al Cuco… nos creemos lo que nos conviene, o eso al menos le parece a mi cerebro  legalmente inculto.

Me parece aberrante, vergonzoso e intolerable que se vayan de rositas ¿¿Qué clase de justicia y de leyes hay en este país?? Porque quiero creer, y confío, en que los jueces en su infinito conocimiento legislativo se han ceñido a cumplir lo que dictan las leyes españolas sin dejarse influenciar por los indicios ni por el juicio popular paralelo del que todos hemos sido partícipes, un juicio en el que todos hemos sentenciado y decidido que deben pagar por lo que hicieron.

Si estas leyes son las que tienen que protegernos… estas leyes que no ha hecho justicia ni a la verdad... NECESITAN ser revisadas y modificadas de inmediato para asegurar que los asesinos y sus cómplices se pudran en la cárcel.
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jueves, 12 de enero de 2012

La cigarra y la hormiga

Sé que ya está un poco vista esta versión a la española de una de las fábulas más famosas del mundo entero, pero me ha vuelto a llegar por mail a modo de cadena y me apetecía transcribirla (de las diapositivas).


“La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante, construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. Mientras, la cigarra piensa que la hormiga es tonta y pasa el verano cantando, jugando y bailando.

Cuando llega el invierno la hormiga se refugia en su casa, donde tiene todo lo necesario hasta la primavera. La cigarra, tiritando, organiza una rueda de prensa donde se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida mientras hay otros con menos suerte que ella que tienen frío y hambre. La televisión organiza un programa en vivo en el que la hormiga sale pasando frío y calamidades y a la vez muestran fragmentos de video de la hormiga bien calentita en su casa con la mesa llena de comida. Los espectadores se sorprenden de que en un país prospero como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra mientras hay otros que “nadan en la abundancia”. Los periodistas escriben una serie de artículos en los que cuestionan como la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e instan al público a opinar en sus encuestas y posicionarse. Respondiendo a las encuestas el gobierno se pronuncia con una ley para la igualdad económica y una ley antidiscriminación. Los impuestos a la hormiga son elevados notoriamente y se le pone una elevada multa por no haberse hecho cargo de la cigarra durante el crudo invierno. La hormiga tras perder su casa por culpa de los impuestos y las multas, decepcionada hace las maletas y abandona España, en busca de un país donde se valore su esfuerzo, pueda disfrutar del fruto de su trabajo y no se le señale con el dedo ni se le juzgue y critique cuando alcance el éxito.

La casa de la hormiga se convierte en un albergue social para cigarras que esperan que alguien vaya y les done los recursos para vivir dignamente. Al gobierno se le reprocha no haber puesto los medios necesarios y se abre una comisión pluripartidista de investigación que cuesta a los españoles 10 millones de euros. Mientras, la cigarra muere de una sobredosis de holgazanería, comida y cerveza. Los medios de comunicación comentan el fracaso del gobierno para acabar con las desigualdades económicas y sociales.” Seguir leyendo...