miércoles, 24 de septiembre de 2014

19 dias y 500 noches

Hace algunos años ya, cuando aun era una ingenua adolescente que se interesaba en aprender y no en superar exámenes tipo test elaborados por frustrados que intentan joderme la vida, tenia un profesor de esos que ya no quedan (bueno, desde que conozco a mi profe del MIR he vuelto a tener fe en los docentes con vocación). Un profesor empeñado en enseñar a sus alumnos, en hacerlos capaces de pensar, de aprender y no de estudiar como papagayos. Seguramente el mejor profesor de literatura que he tenido y tendré.

Un día, como tarea para la siguiente clase, teníamos que recitar/leer una poesía de nuestro autor favorito. Mis conocimientos poéticos eran limitados por aquella fecha, como buena adolescente adoraba a Becquer y como buena estudiante, y empedernida lectora, esa tarde, devoré todas las antologías poéticas que encontré por casa. Muy a mi pesar, no recuerdo que poesía elegí, estoy segura que era dramática, como mi yo de entonces... Recuerdo estar satisfecha con mi elección hasta que nuestro profe, con una sonrisa dibujada en la cara nos dijo: 
-Sois tan predecibles...no me habéis sorprendido, os habéis limitado a buscar entre los clásicos. Os habéis olvidado de mirar a vuestro alrededor, de buscar la poesía en todo lo que os rodea día a día. ¿Queréis saber a quien hubiera elegido yo? A Sabina. ¿no conocéis a Joaquin Sabina? 
Debió leer en nuestros rostros que estábamos mas perdidos que un pingüino en el desierto, porque escribió en la pizarra:
"tanto la quería, que tardé en aprender a olvidarla, diecinueve días y quinientas noches"

Así descubrí que la poesía no siempre esta en un libro, ni tiene mucho que ver con lo que enseñan en las aulas, y así, a mis cortos (o largos) doce años, descubrí al gran Joaquin Sabina, porque esa tarde escuché todo lo que encontré del maestro por casa (un niño del siglo XXI lo haría en google, recordad que yo soy del XX)

Pero ha sido este verano cuando de verdad he entendido esa frase. Cuando la he sentido en cada rincón de mi piel.

Hay que ser muy poeta para definir esa nostalgia, esa morriña, esa añoranza de una manera tan sublime. 
Hay que ser un genio para encontrar las palabras justas que expresen ese dolor de separarte del ser querido (en su caso por desamor, en el mio por requerimiento temporales del guión de mi vida).
Entiendo cada vez más, que quería transmitir el cantautor en esa canción; al principio era incapaz de ver mas allá de mi melancolía, después los días empezaron a pasar inmersa en mi rutina, a penas sin darme cuenta, pero las noches...por la noche la herida se abre como si acabara de hacerse...por las noches se me parte el alma y odio cada segundo de mi vida que pierdo lejos de ti.

Solo Sabina podía poner en palabras la triste soledad que me produce estar a cien kilómetros de ti.



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