miércoles, 15 de junio de 2011

Príncipes azules

“Erase una vez”… tres palabras que nos hacían soñar. Así crecimos (o al menos yo lo hice), rodeados de personajes fantásticos, de hadas que con sus polvos mágicos obraban maravillas, de niños que no querían crecer, de animales que hablaban, de plantas que esconden un castillo en lo más alto de sus ramas… en definitiva de cosas que solo estaban en nuestra fructífera imaginación infantil, y los príncipes azules no eran menos, sobre todo para mi, una escéptica redomada del siglo XXI.



Odiaba a Cenicienta, Blancanieves y la bella durmiente, esas princesas indefensas, dependientes y miedicas que se sentaban en una torre o se echaban a dormir esperando que un hombre viniera a salvarlas de una malvada madrastra… me gustaba mucho más Bella, esa chica inteligente, leída, que no necesitaba a un hombre en su vida para que ésta tuviera sentido, que luchaba por lo que quería y que al final salvaba al príncipe en contra de todo pronóstico; poco después llegó Mulan y le enseñó a los niños del mundo que las mujeres podemos valernos por nosotras mismas y con su rebeldía acabó con los cuentos de princesas simples y ridículas.

No necesitaba un príncipe azul en mi vida, es más, ¡no quería un absurdo príncipe azul!, pero como casi siempre, la vida nos ofrece lo que nunca buscamos en ella, y cuando me quise dar cuenta tenía un príncipe a mi lado; que no es para nada azul, porque no espera que me deje salvar, porque me valora y sobretodo porque sabe que está en mi vida no porque lo necesite sino porque quiero que forme parte de ella… No, definitivamente no es azul, puede que sea rojo, verde, naranja o quizá amarillo…pero independientemente del color, sin duda alguna es mi “príncipe” (permitidme una dosis de cursilería), porque es capaz de aparecer por la puerta con una maceta solo porque sabe que me encantan las flores del pato o con una caja de bombones solo porque le apetecía regalarme algo, de recorrer 200km solo para evitar que coja un autobús o para verme media hora, de aguantar estoicamente hasta las 6 de la mañana sentado y aburrido mientras yo bailo con mis amigas, de recorrer media Málaga en hora punta porque está lloviendo y no quiere que me moje, de levantarse de madrugada y llevarme el antibiótico a la cama… y mil cosas más que darían para llenar varias entradas de blog.

Sé de sobra que ésta no es la línea del blog, pero comprendedme: llevo casi un mes encerrada bajo la luz de un flexo estudiando y hoy estoy sentimental, me apetecía compartir con las escépticas del mundo que todavía quedan “príncipes azules” sueltos por ahí que merecen la pena. 

Pd: por si no lo habíais notado este mes (el malvado JUNIO) no tengo tiempo de escribir, pero prometo volver con fuerza en Julio ¡que están pasando muchas cosas que me gustaría comentar!

2 comentarios:

  1. jOee, temo acerme adictaa a tu blog e? komo escribess cabronaaaaa!!
    K tiernooo , me a llegado!! :)

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  2. Ains, bea , recien estoy leyendo tu blog y me has emocionado con este articulo , es justo lo que siento por mi novio!!!Muaaaaaaak

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